Catequesis para la confirmación – Capítulo 6
La Divina Misericordia de Dios, la divina Misericordia de Jesús.
Durante los capítulos anteriores hemos aprendido los Mandamientos de la ley de Dios, conocimos a Jesús y su doctrina a través de los Evangelios y aprendimos a Orar.
Podíamos pensar que ya estamos preparados para ser apóstoles de Jesús y salir a conquistar para Dios los corazones de los demás, pero nos falta algo muy importante, conocer como actúa la Misericordia de Dios en nosotros mismos.
¿Por qué es importante conocer como actúa la Misericordia de Dios en nuestra vida?
Porque si no sentimos como la Misericordia de Dios actúa en nuestras vidas, nosotros no podremos ser misericordiosos con los demás. Y no olvides esto:
La misericordia es la llave que abre la puerta de la conversión entre los demás y Dios.
Para que un pecador alejado de Dios considere de nuevo su fe, tiene que sentir cómo, gracias al amor de Dios, se sanan las heridas causadas por el pecado, y de esta manera, su alma, inconscientemente, se acerca a Dios en agradecimiento por el amor y las gracias recibidas.
El amor de Dios es tan grande, que cuando el ser humano lo experimenta, no puede evitar de ninguna manera acercarse a Él, porque siente una necesidad infinita de agradecimiento que lo llevan directo hacia Dios.
Para conseguir que los demás se reencuentren con Dios, necesitamos que sientan la Misericordia de Dios.
La Misericordia de Dios es una fuente de gracias infinitas que perdona los pecados y transforma los corazones de los hombres hacia la conversión y el reencuentro con Dios, su Padre.
Esa divina Misericordia es necesaria, no solo para los hombre y mujeres que viven alejados de Dios, sino también para todos nosotros que, aun amando a Dios con todas nuestras fuerzas, cometemos pecados mortales que deben ser perdonados.
Por eso el sacramento de la confesión es tan importante, porque gracias a él, la Misericordia de Dios actúan sobre nosotros borrando nuestros pecados y devolviéndonos la gracia que habíamos perdido.
De la misma forma, si hemos cometido un pecado mortal, no perdamos ni un solo segundo para abrazarnos a su Divina Misericordia, pedirle perdón con humildad y profundo arrepentimiento. Y al instante, con verdadera confianza de saberse perdonados, seguir nuestra vida con el gozo y alegría de ser hijos de Dios y acudir, en cuanto podamos, a recibir el sacramento de la confesión.
Devoción a la Divina Misericordia
Jesús quiso darnos a conocer las gracias de su Divina Misericordia a través de Santa Faustina.
Santa Faustina nació en la aldea de Glogoviec, en Swinice Varckie, Polonia, el 25 de agosto de 1905. Ya desde niña sintió una profunda necesidad de oración y presencia de Dios. A los 15 años comenzó a trabajar como empleada doméstica y de nuevo sintió muy fuertemente el llamado a la vocación religiosa, pero al presentarle su sentido a sus padres se lo negaron. Siguió con su vida y se entregaba a las vanidades de la vida sin hacer caso alguno a la voz de la gracia, pero su alma no encontraba satisfacción en nada. Las continuas llamadas de la gracia eran para ella un gran tormento que intentaba apagar con distracciones.
Un día durante el transcurso de una fiesta a la que acudía con sus hermanas, se le apareció Jesús:
«..de repente vi a Jesús junto a mí. A Jesús martirizado, despojado de sus vestiduras, cubierto de heridas, diciéndome esas palabras:»
¿Hasta cuándo Me harás sufrir, hasta cuándo Me engañarás?
Ese fue el punto de inflexión en la vida de Santa Faustina, y desde ese momento busco la forma de entregarse a la vida religiosa.
Después de varios intentos por entrar en varias congregaciones, consiguió que la aceptaran en la Casa Madre de la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia en la calle Zytnia, en Varsovia.
Allí se le apareció Jesús varias veces más.
Jesús pidió a Santa Faustina que mandara pintar un cuadro con donde aparecería Él con unos rayos de luz brotando de su Sagrado Corazón.
La imagen presenta a Cristo resucitado con las señales de la crucifixión en las manos y en los pies. Del Corazón traspasado salen dos rayos: rojo y blanco. Jesús preguntado por lo que significaban, explicó: El rayo pálido simboliza el agua que justifica a las almas, el rayo rojo simboliza la sangre que es la vida de las almas. Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de mi misericordia cuando mi Corazón agonizante fue abierto en la cruz por una lanza.
Estos rayos representan, pues, los sacramentos y todos los dones del Espíritu Santo cuyo símbolo bíblico es el agua. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, porque no le alcanzará la justa mano de Dios.
«Cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a mi Misericordia»
Mensajes de Jesús a Santa Faustina:
«Ofrezco a los hombres un recipiente con el que han de venir a la fuente de la Misericordia para recoger gracias. Ese recipiente es esta imagen con la inscripción: Jesús, en vos confío» (327).
«Por medio de esta imagen colmaré de gracias a las almas, por eso que todas las almas tengan acceso a ella» (570).
«Me queman las llamas de la misericordia, deseo derramarlas sobre las almas de los hombres, Oh, qué dolor me dan cuando no quieren aceptarlas (…) Dile a la humanidad doliente que se abrace a mi Corazón misericordioso y yo la llenaré de paz (1074).
«Quien no quiere pasar por la puerta de mi misericordia, deberá pasar por la puerta de mi justicia»
«Hija Mía, necesito sacrificios hechos por amor, porque sólo éstos tienen valor para Mí. Es grande la deuda del mundo contraída Conmigo, la pueden pagar las almas puras con sus sacrificios, practicando la misericordia espiritualmente.» (Diario #1316, p. 471)
«Si el alma no practica la misericordia de alguna manera no conseguirá Mi misericordia e el día del juicio. Oh, si las almas supieran acumular los tesoros eternos, no serían juzgadas, porque su misericordia anticiparía Mi juicio.» (Diario #1317, p. 472)
«Oh alma sumergida en las tinieblas, no te desesperes, todavía no todo está perdido, habla con tu Dios que es el Amor y la Misericordia Misma. Alma, escucha la voz de tu padre Misericordioso.» (Diario #1486, p. 522)
«Has de saber hija mía, que mi corazón es la Misericordia misma. Desde este mar de Misericordia las Gracias se derraman sobre el mundo entero. Ningún alma que se haya acercado a Mí ha partido sin haber sido consolada. Cada miseria se hunde en mi Misericordia y de este manantial brota toda Gracia salvadora y santificante…» (Diario # 1777, p. 626)
«Mi corazón se alegra de este título de misericordia. Proclama que la misericordia es el atributo más grande de Dios. Todas las obras de Mis manos están coronadas por la misericordia.» (Diario #300 p.153)
«La humanidad no encontrará la paz hasta que no se dirija con confianza a mi misericordia»
«Ésta es la hora de la gran misericordia para el mundo entero. Te permitiré penetrar en mi tristeza mortal. En esta hora nada le será negado al alma que lo pida por los méritos de Mi Pasión.» (Diario #1320, p.472)
«A las tres, ruega por Mi misericordia, en especial para los pecadores y aunque sólo sea por un brevísimo momento, sumérgete en Mi Pasión, especialmente en Mi abandono en el momento de Mi agonía.» (Diario #1320, p.472)
«Aun si un alma estuviese en descomposición como un cadáver y humanamente sin ninguna posibilidad de resurrección y todo estuviera perdido, no sería así para Dios: un milagro de la Divina Misericordia resucitaría esta alma en toda su plenitud. ¡Infelices los que no aprovechan de este milagro de la Misericordia Divina! ¡Lo invocaran en vano, cuando sea demasiado tarde!.» (Diario #1448, p.510)
«Los dos rayos significan la Sangre y el Agua. El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas…Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de Mi misericordia cuando Mi Corazón agonizante fue abierto en la cruz por la lanza. Estos rayos protegen a las almas de la indignación de Mi Padre. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, porque no le alcanzará la justa mano de Dios.» (Diario #299, p.153)
«La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia. Oh, cuánto Me hiere la desconfianza del alma. Esta alma reconoce que soy santo y justo, y no cree que Yo soy la Misericordia, no confía en Mi bondad. También los demonios admiran Mi justicia, pero no creen en Mi bondad.» (Diario #300, p.153)
«¡Cuánto deseo la salvación de las almas! Mi querida secretaria, escribe que deseo volcar mi Vida Divina en las almas humanas y santificarlas, con tal de que quieran recibir mi Gracia. Los más grandes pecadores podrían alcanzar una gran santidad si solamente tuvieran confianza en mi Misericordia. Mis entrañas están colmadas de Misericordia, que es derramada sobre todo lo que he creado. Mi delicia consiste en el obrar en las almas de los hombres, llenarlas con mi Misericordia y justificarlas. Mi Reino en la tierra es mi Vida en las almas de los hombres.» (Diario #1784, p. 628)
«Reza incesantemente este Rosario que te he enseñado. Todo aquel que lo rece se hará acreedor a la Misericordia a la hora de la muerte…Los Sacerdotes lo recomendaran a los pecadores como última tabla de salvación. Hasta el pecador mas empedernido, si lo reza una vez tan solo, recibirá la Gracia de mi Misericordia infinita. Deseo que todo el mundo conozca mi Misericordia. Quiero conceder gracias inauditas a aquellos que confíen en mi Misericordia. (Diario #687, p. 290)
«A las almas que recen esta coronilla, mi Misericordia las envolverá en vida y especialmente en la hora de la muerte.»
«Oh que enorme caudal de Gracias derramaré sobre las almas que recen esta coronilla: las entrañas de mi Misericordia se enternecen por aquellos que rezan la coronilla. Anota estas palabras, hija mía, habla al mundo de mi Misericordia. Que toda la humanidad conozca mi insondable Misericordia. Es la señal de los últimos tiempos, después de ella vendrá el día de la justicia. Cuando todavía queda tiempo, recurran al manantial de mi Misericordia; que aprovechen de la Sangre y el Agua que brotó para ellos.» (Diario # 848, p.338)
» Mi Misericordia es mas grande que tus miserias y de aquellas del mundo entero. ¿Quién ha medido mi bondad? Por ti he bajado del cielo a la tierra, por ti me he dejado poner en la Cruz, por ti he permitido que fuera abierto con una lanza mi Sagrado Corazón y he abierto para ti una fuente de Misericordia. Ven y toma de las Gracias de esta fuente con el recipiente de la confianza. No rechazaré jamás un corazón que se humilla, tu miseria será hundida en el abismo de mi Misericordia.» (Diario #1485, p. 521)
«…aquellos que proclamarán mi gran Misericordia. Yo mismo los defenderé en la hora de la muerte, como mi Gloria aunque los pecados de las almas fuesen negros como la noche, cuando un pecador se dirige a mi Misericordia, me rinde la gloria más grande y es un honor para mi pasión. Cuando un alma exalta mi Bondad, entonces Satanás tiembla y huye a lo más profundo del infierno.» (Diario #378, p. 186)
«A través de ella obtendrás todo, si lo que pides está de acuerdo con Mi voluntad.»
«Mi Corazón está colmado de gran Misericordia por las almas y sobre todo por los pobres pecadores. Oh si pudieran comprender que Yo soy para ellos el mejor de los padres; que para ellos ha brotado de mi Corazón Sangre y Agua, como de un manantial desbordante de Misericordia; que para ellos vivo en el Tabernáculo y como Rey de Misericordia deseo colmar a las almas de Gracias, pero no quieren aceptarlas. Ve tú por lo menos lo más seguido posible a tomar las Gracias, que ellos no quieren aceptar y con esto consolarás mi Corazón…» (Diario #367, p. 178)
«De todas mis llagas, como de arroyos, fluye la Misericordia para las almas, pero la Llaga de Mi Corazón es la fuente de la Misericordia sin límites; de esta fuente brotan todas las Gracias para las almas. Las llamas de mi compasión me consumen, deseo derramarlas sobre las almas de los hombres.» (Diario #1190, p.431)
«Deseo unirme a las almas humanas. Mi gran deleite es unirme con las almas. Has de saber, hija Mía, que cuando llego a un corazón humano en la Santa Comunión, tengo las manos llenas de toda clase de gracias y deseo dárselas al alma, pero las almas ni siquiera Me prestan atención, Me dejan solo y se ocupan de otras cosas. Oh, qué triste es para Mí que las almas no reconozcan al Amor. Me tratan como una cosa muerta.» (Diario #1385, p. 492)
«Oh, si los pecadores conocieran Mi misericordia no perecería un número tan grande de ellos. Diles a las almas pecadoras que no tengan miedo de acercarse a Mí, habla de Mi gran misericordia.» (Diario #1396, p. 496)
Texto tomado del «DIARIO: La Divina Misericordia en mi alma.» Editorial de los Padres Marianos, Stockbridge, Massachuesetts, 1996
Coronilla de la Divina Misericordia
Jesús le dijo a Santa Faustina que quien rezase la coronilla de la Divina Misericordia le protegería en la vida y se le otorgaría inmensas gracias; y que fuera recomendada como última tabla de salvación:
Reza incesantemente esta coronilla, quien quiera que la rece recibirá gran misericordia a la hora de la muerte. Los sacerdotes se la recomendarán a los pecadores como última tabla de salvación. Hasta el pecador más empedernido, si reza esta coronilla una sola vez, recibirá gracias de mi misericordia infinita.
A las almas que recen esta coronilla mi misericordia las envolverá en la vida. y especialmente en la hora de la muerte.
A quienes recen esta coronilla, Me complazco en darles lo que Me pidan si es acorde a mi voluntad.
Cuando recen esta coronilla junto a los moribundos, me pondré entre el Padre y el alma agonizante no como Juez justo, sino como Salvador misericordioso.
Otorgaré inmensas gracias a las almas que recen esta coronilla.
Para recitar la Coronilla de la Divina Misericordia se usa un rosario normal y se sigue esta secuencia:
1. La señal de la Cruz
2. Padre Nuestro
3. Ave María
4. Credo (Símbolo de los Apóstoles)
5. En cada grano mayor del Rosario, cuando normalmente se dice el Padre Nuestro, diga:
Padre Eterno,
Te ofrezco
el Cuerpo, la Sangre,
el Alma y la Divinidad
de Tu amadísimo Hijo,
Nuestro Señor Jesucristo,
por el perdón
de nuestros pecados
y los del mundo entero.
6. En cada grano menor del Rosario, cuando normalmente se dice el Ave María, diga:
Por Su dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero.
7. Invocación: Al final de la corona, la siguiente oración se reza tres veces seguidas:
Santo Dios,
Santo Fuerte,
Santo Inmortal,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero.
8. Oración para concluir (opcional)
Oh Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros Tu mirada bondadosa y aumenta Tu misericordia en nosotros, para que en momentos difíciles no nos desesperemos ni nos desalentemos, sino que, con gran confianza, nos sometamos a Tu santa voluntad, que es el Amor y la Misericordia mismos. Amén.